- He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Isaías 40.10 (RV-1960)
- Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos… Mateo 5.12 (RV-1960)
- Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Marcos 9.41 (RV-1960)
- Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 1 Corintios 3.8 (RV-1960)
- Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3.24 (RV-1960)
- He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Apocalipsis 22.12 (RV-1960)
Nuestro servicio A Dios y la iglesia tienen su recompensa. Habrá un día de recompensa, de paga, de galardón por nuestras buenas acciones acá en la tierra mientras servíamos a Dios y a las personas. El Señor viene pronto y no viene con las manos vacías. Viene con recompensas. Recompensará hasta por la manera agradable de entregar un vaso de agua. Premios por haber contribuido en la propagación del evangelio. Nuestras obras serán recompensadas. Todo lo que hacemos acá en la tierra, cuenta arriba en el cielo. Como dijera Máximo Décimo Meridio: «Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad.»
«El día en que Cristo venga será un día de recompensa. Los que eran desconocidos en la tierra, serán conocidos en el cielo. Los que jamás oyeron los aplausos de los hombres, oirán los aplausos de los ángeles. Los que no tuvieron la bendición de un padre, oirán la bendición de su Padre celestial. Lo pequeño será grande. Lo olvidado será recordado» (Max Lucado)
Dios no pasará por alto tu servicio. Cada trabajo que hiciste por su obra tendrá una recompensa.
En cierta ocasión un acaudalado hombre, le pidió al mejor artista de su país que le hiciera un retrato. Aunque era un rico financiero, este hombre posó ante el artista con la indumentaria de un mendigo. Durante una de las sesiones entró en el estudio un amigo del artista. Pensando que realmente el hombre a quien retrataba era un mendigo, el amigo del artista echó una moneda en el jarro que sostenía el aparente mendigo. Diez años después, el amigo del artista recibió una carta y un cheque por 10,000 francos por parte del hombre acaudalado. El mensaje decía: «Un día en el estudio de nuestro pintor más famoso, usted sin saber, le dio una moneda al hombre más acaudalado de esta nación. Él la invirtió y le está enviando el capital que usted le confió, junto con los intereses que ha ganado. Una buena acción trae siempre buena suerte»
Lo que este hombre acaudalado hizo por el amigo del artista, es lo que el Señor Jesús hará con usted por cada acción que hace acá en la tierra. Tu servicio y tus acciones buenas tal vez no te traerán mucha suerte acá en la tierra, pero atraerán los ojos de Dios y harán eco en la eternidad. No habrá ninguna acción de servicio que Dios pase por alto. Todo tendrá su recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario