Esta es una de las preguntas más cuestionadas en el
ámbito cristiano. Decían Sergio y Carina Valerga:
Por mucho
tiempo vivimos tratando de “encontrar la voluntad de Dios”, y al paso de los
años nos hemos dado cuenta de que no hay tal cosa como que Dios ha designado un
“novio” o una “novia” y lo ha escondido en alguna parte del planeta para ver si
somos capaces de encontrarlo.[1]
Ante la pregunta ¿cree usted que Dios selecciona a una
persona en particular para cada cristiano que se casa, y que El persiste hasta
que les une? El reconocido y experto en temas familiares J. Dobson, respondió:
No. En
realidad, esa es una suposición peligrosa para que se confíe en ella…cualquier
persona que crea que Dios toma el control de la libertad que el individuo tiene
para elegir, y que de ese modo garantiza a cada cristiano un matrimonio que
tendrá éxito, se va a llevar una gran sorpresa. Esto no quiere decir que Dios
no tiene interés en la elección del compañero o compañera matrimonial, o que Él
va a contestar si se le pide de una manera específica su dirección en esta
decisión que es de suma importancia. Por cierto, debería buscarse la voluntad
de Dios en un asunto tan serio, y yo lo consulté a El varias veces antes de
proponerle matrimonio a la que es mi esposa. Sin embargo, no creo que Dios
realiza un servicio habitual de buscarles pareja a todos los solteros que le
adoran. Él nos ha dado discernimiento, sentido común y la capacidad para
decidir, y espera que ejerzamos esas facultades en el asunto matrimonial. Es
probable que los que creen de otro modo entren al matrimonio sin pensar
seriamente en ello, diciendo: “Dios nos lo habría impedido si Él no lo hubiera
aprobado”. Esa es una actitud muy peligrosa ante una decisión tan importante.[2]
Apelando a la palabra de Dios, me pongo en la fila de
aquellos que sostienen que Dios le ha dado a los seres humanos la capacidad del
libre albedrío, y también la capacidad de la razón. Ambas fueron proporcionadas
por Dios para usarlas debidamente y tomar decisiones que nos ayuden a hacer de
nuestra vida una obra magistral. El hecho de que muchos jóvenes anhelen
compartir su vida a lado de una persona del sexo opuesto, es una de las
experiencias más importantes de la vida. Y por supuesto que se debe colocar el
asunto en las manos de Dios, pero que sin que aquello signifique ir tras el
misticismo y lo extático.
Una de las
equivocaciones que se necesita corregir con urgencia dentro del círculo
cristiano es aquella que ha conducido a muchos creyentes a suponer que creer en
Dios comprende renunciar a nuestras capacidades intelectuales. Generalmente
este círculo cree que usar hacer uso de la razón es anticristiano y mundanal.
Nada más lejos de la verdad bíblica que nos enseña diciéndonos: «Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente (Mateo
22.37)».
No hacer uso de las facultades racionales con la
justificación de que eso me hace más espiritual que otros, es una objeción a la
misma palabra de Dios. Por lo tanto, creer en Dios no significa tener que
fusilar nuestras neuronas y andar por la vida a tientas buscando siempre que
Dios haga algo por nosotros.
ALGUNOS CONSEJOS ÚTILES PARA AQUELLOS QUE DESEAN CASARSE
1.
Dile a Dios que tiene intenciones de casarte y que te dé
dirección en este asunto
2.
Antes de casarte evalúa si realmente estás
apasionadamente enamorado (a) de aquella persona con quien piensas unirte. Todo
noviazgo tiene como base no la revelación extática, sino el amor. James Dobson,
cuenta la siguiente anécdota de su vida: En cierta ocasión un maestro de la
escuela dominical me dio un consejo que jamás olvidaré. Este maestro me dijo:
"No te cases con la persona con la que tú piensas que puedes vivir. Cásate
con la persona con la cual no podrías dejar de vivir." Hay una gran verdad
en este consejo. El matrimonio puede ser difícil aun cuando dos personas están
apasionadamente enamoradas, pero es como un asesinato cuando ellos no tienen ni
siquiera el amor como fundamento. [3]
3.
Haz una lista de las cualidades que te gustaría que tu
pareja tenga. Es mejor saber lo que uno quiere de la vida, antes que tomar
cualquier cosa que encuentre en la esquina.
4.
conoce a la persona con quien te piensas casar.
Generalmente los novios ponen la mejor cara para aquél a quien desean atraer.
Guardan secretos que puedan hacer peligrar la relación. Por eso mismo, muchos
recién casados se llevan una gran sorpresa durante el primer año de su vida
matrimonial. Se sugiere que tomes un tiempo razonable para lograr pasar detrás
de la fachada y conocer el carácter interior de la persona.
5.
Evita emparejarte con alguien que tenga una convicción de
fe distinta a la tuya. Es posible que tengas la esperanza de ganar a tu cónyuge
para el Señor en el futuro, y en ocasiones eso sí ocurre. Pero contar con ello
es un gran riesgo, y en realidad también es una tontería.