miércoles, 2 de enero de 2019

MARQUE LA DIFERENCIA PARA SER UN VOCERO DE DIOS



Un grupo de estudiantes de secundaria se preparaban para presentar una obra teatral de fin de año. Entre los jóvenes actores había uno llamado Samuel. Era tan bueno en todos los papeles que interpretaba que opacaba fácilmente a los demás participantes, e inclusive llegó  a ser la envidia de los principiantes actores.
Debido a las quejas constantes, el director decidió darle a Samuel el papel de mayordomo. Ahora bien, el mayordomo no tenía que decir ni una sola palabra en la obra. Lo único que tenía que hacer era estar de pie en el mismo sitio en cada uno de los actos y en todas las escenas durante la obra.
Al finalizar la presentación quien recibió el premio como mejor actor fue precisamente Samuel. No tuvo que hablar nada; sin embargo, la gama de expresiones con gestos, muecas y contorsiones que realizó fueron tan notables y sobresalientes quel público  quedó maravillado. Aun interpretando el papel de un mayordomo, y sin decir una sola palabra, Samuel no hizo causa común con la insignificancia y la mediocridad de los demás actores.
Sin importar el papel que nos toque desempeñar, los cristianos estamos llamados a marcar la diferencia en medio de la oscura y séptica sociedad en la que vivimos.
Uno de los hombres que destacó en un mundo saturado por la oscuridad de la corrupción espiritual fue el profeta Elías. Este hombre de Dios vivió cuando su nación era gobernada por el maligno rey Acab y su esposa Jezabel. En realidad, Jezabel, era el poder maligno detrás del trono. Satanás uso a la malvada Jezabel para inducir a la nación de Dios a la absoluta postración idolátrica y a una escandalosa inmoralidad. En medio de ese entorno pecaminoso surge la figura de Elías para presentar con valor la palabra de Dios:

Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. (1Reyes 17.1 RV60).

 Sin vacilación, sin intimidación, sin protocolo alguno¸ Elías, el vocero de Dios se presenta y en la cara del hombre más poderoso de su país habla en nombre de Dios. Cuando nadie hablaba de Dios este profeta de Dios lo hizo sin titubeo alguno. Cuando toda la nación estaba sumergida en la idolatría a causa de Acab y su esposa, Elías, era un hombre que servía y ministraba en la presencia de Dios. Para hacer más sencillo el punto: Cuando todo el mundo iba tras la idolatría, Elías era un hombre devoto del Dios Verdadero. Elías no era un hombre refinado ni diplomático, pero un hombre de Dios que no se dejó arrastrar por la mediocridad espiritual de su época  y eso le hizo marcar la diferencia y ser un vocero de Dios.
La búsqueda continua de hombres que marquen la diferencia no ha cesado. Dios sigue buscando todavía personas que estén dispuestas a no mezclarse ni a disolverse con el entorno oscuro y mediocre de este séptico mundo para ser usados como sus voceros ¿Lo usaría a usted? Recuerde lo que dije anteriormente: Sin Importar El Papel Que Nos Toque Desempeñar, Los Cristianos Estamos Llamados A Marcar La Diferencia En Medio De La Oscura, Invisible Y Séptica Sociedad En La Que Vivimos.


   

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