En los primeros años de su ministerio, el finado
predicador Billy Graham pasó un tiempo luchando con sus dudas acerca de la
exactitud y la autoridad de la Biblia. Una noche cayó sobre sus rodillas y con
lágrimas le dijo a Dios que, a pesar de los pasajes confusos que no entendía,
desde ese momento en adelante confiaría plenamente en la Biblia como la única
autoridad para su vida y ministerio. A partir de ese día, la vida de Billy fue
bendecida con un poder y una eficacia sin precedentes.
En vez de quedar prisionero por ciertas dudas de la
Biblia, Billy decidió confiar plenamente en la Biblia como la única autoridad
para su vida y ministerio. La Palabra de Dios nos fue dada para alcanzar entendimiento
y aunque algunas cosas no parezcan claras, sin embargo, es totalmente clara con
respecto a lo que es bueno y lo que es malo.
El cuarto beneficio de estudiar la Palabra es que
alcanzamos entendimiento. El Salmos
19.8 dice: «El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos».
La palabra «ojos» se usa metafóricamente para
explicar las capacidades y condiciones
tanto mentales, morales y
espirituales. La frase «El precepto de Jehová es puro…» significa que la
palabra de Dios es clara. Clara como la luz del sol. Es la claridad de la
palabra la que despeja la confusión de nuestra mente; proveyendo, iluminación a
nuestro entendimiento y nos capacita para discernir entre lo bueno y lo malo.
Tal vez al estudiar la Biblia encuentres muchas cuestiones difíciles de responder con
respecto a ciertos acontecimientos, lugares y textos complejos que en ella hay.
Sin embargo, en cuanto a lo moral y
espiritual, la Biblia es totalmente clara y no deja confusión alguna.
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