jueves, 8 de noviembre de 2018

¿ES LA ORACIÓN SOLO PARA LOS MOMENTOS DE PÁNICO?



Una noche de 1968 el piloto de un avión de pasajeros con destino a Nueva York se dio cuenta de que el tren de aterrizaje de su jet estaba trabado. Al acercarse cada vez más a su destino, continuaba luchando con los controles tratando de que las ruedas cayeran en su lugar, pero sin éxito. Dando vueltas alrededor del aeropuerto, pidió instrucciones a la torre de control. El personal de tierra, respondiendo a la inminente crisis, roció la pista con espuma y los vehículos de emergencia se colocaron en posición. Le dieron instrucciones al piloto de que aterrizara lo mejor que pudiera.
Les pidieron a los pasajeros que se prepararan para lo peor y se colocaran en posición de descenso. Momentos antes del aterrizaje el piloto anunció por el intercomunicador: «Estamos comenzando nuestro descenso final. De acuerdo con los códigos internacionales de aviación establecidos en Ginebra, es mi obligación informarles que si creen en Dios, deben comenzar a orar». Una ola de oración se levantó  dentro del avión durante ese momento de angustia. Al final el avión hizo un aterrizaje de barriga y milagrosamente se detuvo sin causar daños a los pasajeros.
El momento de crisis experimentado en aquella nave,  puso de manifiesto que las personas tenían reservas ocultas para la oración que posiblemente no hubieran usado sino fuera por el momento de pánico vivido.
Lamentablemente la oración es muchas veces el último recurso que los creyentes tomamos durante los tiempos críticos. El prolífico escritor Charles Swindoll explica esta actitud apática  que tenemos hacia la oración diciendo:
Existe un axioma entre los cristianos que revela mayormente nuestra perspectiva y nuestra práctica sobre la oración: “Cuando todo lo demás falle, pruebe con la oración”. Tenemos el hábito de orar como último recurso cuando la vida se convierte en un caos…Sabemos que Dios interviene. Sabemos que Dios se deleita cuando hacemos una pausa en nuestro trabajo, volvemos nuestros corazones al cielo y decimos: “Señor, toma el control”. Entonces ¿porque oramos solamente cuando nos abruma el pánico o cuando ya no tenemos más recursos que utilizar?[1]
¿Es la oración solo para los momentos de pánico?  No es lo que la Biblia enseña. Pablo exhortando a la iglesia de Tesalónica, les dijo: «Orad sin cesar» (1Tesalonicenses 5.17). La oración es una disciplina que podemos y debemos practicarla continuamente: «Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu y velando en ello con toda perseverancia…» (Efesios 6. 18).
Debemos orar  porque uno nunca sabe en qué momento se desata un tiempo de crisis.  Debemos orar pidiendo a Dios que no nos falte la fuerza y la fe porque las crisis son inevitables, aparecen velozmente sin aviso alguno...«las tormentas vienen. Y vienen rápido, traen ferocidad. Si usted ya está en medio de una, sabe de qué estoy hablando. Si no está viviendo una hoy, sabe cómo lo sé yo que para mañana se puede anunciar una.»




[1]  Charles Swindoll, Responde a mi clamor (Brentwood, Tennessee: Worthy Latino, 2014), 2.

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