miércoles, 7 de noviembre de 2018

LA ORACIÓN Y NUESTRA DESESPERACIÓN


El único sobreviviente de un naufragio terminó varado en  una pequeña isla deshabitada. Oraba fervientemente y le pedía a Dios que lo rescatara. Todos los días miraba al horizonte esperando la ayuda solicitada, pero ésta nunca llegaba.
Cansado de no tener respuesta comenzó a construir una pequeña cabaña para protegerse y guardar sus pocas posesiones. Un día, luego de haber ido a buscar comida, regresó y encontró su pequeño rancho envuelto en llamas de fuego. Logró apagar el incendio y aunque lo peor había pasado, todas sus cosas se habían perdido. Inmerso en la más profunda confusión y desesperación el hombre desató su ira contra Dios: ― ¿Cómo pudiste hacerme esto? ― gritaba mientras lloraba de impotencia.
Agobiado y desconsolado, se quedó dormido sobre la arena. De pronto el sonido de la sirena de un barco que se acercaba a la isla lo despertó. Venían a rescatarlo. Cuando llegó a la cubierta del barco, preguntó: ― ¿Cómo sabían que estaba aquí? ― Sus salvadores algo extrañados le contestaron: ― Porque vimos las señales de humo que nos hiciste 
Muchas veces la desesperación suele nublar nuestra visión con respecto a la respuesta de Dios a nuestras oraciones. Esto sucede porque queremos que Dios actúe en nuestro tiempo y en nuestros términos. Sin embargo, el hecho de que Dios no conteste según nuestra perspectiva, no significa que Él  no responderá. Dios nunca llega tarde por casualidad. Él está trabajando en el silencio y responderá en el tiempo correcto, no antes ni después; sino en el momento exacto. El calendario de Dios no es el calendario nuestro, y sus planes no siempre coinciden con los planes que tenemos. Según nuestra perspectiva, Dios está tardando demasiado, pero recuerde: El tiempo de Dios es perfecto. Por lo tanto, espere las promesas divinas con anticipación y no con preocupación.
David escribió un salmo que nos enseña a esperar en Dios en medio de nuestra desesperación. El escribió diciendo:
Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación… Salmos 40.1.2.

Hay acontecimientos en nuestra vida que solo Dios puede ocasionarlos. Generalmente estos acontecimientos llevan tiempo y es ese tiempo donde nos llenamos de ansiedad y frustración. Lo mejor que podemos hacer en ese tiempo es llevar toda nuestra ansiedad y nuestros reclamos ante su presencia. Él tiene paciencia para escucharnos y soportarnos. Pero por favor, esperemos en Él. Como buen amigo, Dios no ha cancelado nuestros sueños, simplemente ha escogido un tiempo mejor.

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