lunes, 5 de noviembre de 2018

LA ORACIÓN ES UNA TAREA SECRETA DEL ALMA


Kent Blanchard, sostiene que hay dos tipos de ego: un ego externo (orientado a las actividades o trabajo) y el interno (orientado a la reflexión). Este último es más deliberativo.  ¿Cuál de estos dos le despierta por los mañanas? El externo, que está orientado hacia el trabajo. Nos despertamos y atendemos las cosas que llenan el ego externo: llamadas, negocios, quehaceres domésticos, reuniones por la tarde, luego por la noche, etc. Al final del día terminamos extenuados hasta el punto de no tener energías para decirle buenas noches a la persona que duerme a su costado. Al día siguiente la alarma suena solo para volver a colocarnos las cadenas de esclavitud de los quehaceres cotidianos dejando de lado actividades como la oración. 

La Biblia señala la importancia del hábito de la oración. «Orar sin cesar». (1Tesalonicenses 5.17RV60). Jesús oraba constantemente «Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó, estaba allí solo» (Mateo 14.23).
Siendo que pasar un tiempo íntimo con Dios por medio de  la  oración es una tarea secreta del alma, muchos lo pasan por desapercibido; pues, no es una tarea por la que recibamos muchos halagos o premios por parte de la gente. Sin embargo, para Dios el hábito de la oración, es una tarea que Él no pasa por desapercibido. Mateo 6.6 dice: «Más tú, cuando ores,  entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». Quizás muchos pasen por alto tu tiempo íntimo de oración, menos Dios.
La oración es un antídoto contra las tensiones de la vida. Las tentaciones, las preocupaciones suelen debilitar las fuerzas de nuestro corazón y necesitamos pasar tiempo en la presencia de Dios para fortalecer nuestro interior. No tenemos  que vivir al aire libre. Dios no planeó que nuestro  corazón vagara como un beduino. Dios quiere que entremos en el calor de su presencia y vivamos con Él. Cualquier lugar lejos del hogar de Dios es peligroso. Solo el hogar edificado para el corazón puede proteger nuestro corazón. Hebreos 4.16 dice que debemos acercarnos  «. . . confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro»
Ore porque Él está dispuesto a escucharlo. Claro, claro que sí. Y lo puedes hacer desde cualquier lugar y en cualquier momento. Él no está ajetreado como para no atenderte. Él escucha, y cuando lo hace, lo hace con atención y devoción. El hecho de que no podamos explicar cómo atiende millones de peticiones a la misma vez, no significa que no pueda escucharnos. Entre millones de peticiones que Él  oye y atiende, está tu petición y la mía.

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