Una de las experiencias más comunes que
identifica a los seres humanos es el fracaso. Todos cometemos errores, todos
fallamos, y casi todos tenemos un pasado oscuro y escandaloso el cual tratamos
de ocultarlo; pero irónicamente no todos tienen la actitud para superarlos.
Michael Jordan, un ex astro del
baloncesto mundial y de quien se calcula ha acumulado una fortuna de más de mil
millones de dólares, en cierta oportunidad dijo: «He fallado más de 9000 tiros
en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para
tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez
en mi vida y esa es la razón por la que tengo éxito». Como ve, este ex deportista
atribuye el éxito de su carrera no a la falta de errores, sino a su deseo de superarlos.
En las páginas de la Biblia encontramos en
la figura destacada del apóstol Pablo a una persona que no permitió que su
pasado lo estancara en la vida. En su carta a los filipenses escribió:
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3.13,
14 RV60).
Para que lo que ha leído tenga más
impacto en su corazón, permítame describirle resumidamente algo de la vida del
autor de aquellas palabras.
En la Biblia la primera vez que se menciona
a Pablo, este aparece inicialmente como Saulo de Tarso, y la primera impresión
que se observa es la de un tipo brutal y sangriento. Más que un devoto seguidor
de la religión judía parecía un terrorista. La sangre del primer mártir cristiano
salpicó las ropas del cruel Saulo. Pablo antes de convertirse en cristiano, odiaba
el nombre de Jesús y se convirtió en el precursor violento y sanguinario de los
complots asesinos dirigidos contra los cristianos. En resumen, ¡ese es el infierno
del cual Pablo salió! ¡Ese es el oscuro pasado del insigne apóstol del cristianismo!
¿Cómo superó Pablo ese escandaloso pasado?
Permitió que el poder de Dios obre en su
vida. En Efesios 1.19 Pablo habló de
aquel poder: «Y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que
creemos…» (NVI). El poder divino obró en la vida de Pablo, y cuando el poder de Dios obra en el alma de
un hombre, no hay pasado que lo pueda estancar por más escandaloso y oscuro que este haya sido. Con la ayuda de Dios,
Pablo no permitió que tanto el éxito y los fracasos de su pasado lo atraparan. Él sabía que
la única forma de llegar a la meta de su llamado existencial solo era posible colocando su enfoque hacia adelante, y no mirando
el retrovisor de oscuro pasado.
No tengo duda que usted desea extenderse
hacia adelante, quiere avanzar en la vida, y eso es digno de destacar; sin embargo,
no lo logrará si permite que su pasado lo atrape.
No importa dónde y cómo se encuentre en este momento. Quedarse sentado lamentado
las heridas y los errores de su pasado solo producen amargura y frustración. Los
suspiros, los llantos tal vez sean justificables para el momento doloroso o vergonzoso
que vivió; pero son inútiles para vivir el futuro. Dios no le dará a usted más
de lo que usted está decidido a tomar. Si no está satisfecho o satisfecha con la
vida que lleva y menos con su pasado, usted necesita acceder al poder de Dios.
Entonces, se sorprenderá hasta donde Dios es capaz de elevarle. Es el momento de
ponerse de pie y seguir adelante. Confíe en Dios, pues él tiene poder para
anular su pasado y liberarlo para vivir
el presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario