Una de las cosas que te pueden ayudar a
vivir a la luz de la eternidad es la recompensa futura que tendrás cuando estés
en el cielo. La Biblia habla acerca de recompensas para el cristiano:
He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su
brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de
su rostro. Isaías 40.10 (RV-1960)
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande
en los cielos… Mateo 5.12 (RV-1960)
Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi
nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Marcos 9.41 (RV-1960)
Y el que planta y el que riega son una misma cosa;
aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 1 Corintios 3.8 (RV-1960)
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para
el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa
de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3.24 (RV-1960)
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra. Apocalipsis
22.12 (RV-1960)
Habrá un día de
recompensa, de paga, de galardón por nuestras buenas acciones acá en la tierra
mientras servíamos a Dios. El Señor viene pronto y no viene con las manos
vacías. El día en que Cristo venga será un día de recompensas. Muchos
desconocidos aquí en la tierra, recibirán un reconocimiento especial en el cielo.
Los que no tuvieron la bendición de un padre, oirán la bendición de su Padre
celestial.
Una de las recompensas prometidas por nuestro
Señor es la corona de vida. En el libro
de los Hechos podemos observar que los primeros discípulos de Cristo, por el simple hecho de testificar de él, eran amenazados, encarcelados, azotados,
muertos a pedradas (caso de Esteban), perseguidos. Santiago, el medio hermano
de Jesús; se dio el tiempo de escribir una carta para bridar animó a los creyentes de aquella época. Él les dijo: «Bienaventurado el varón
que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la
corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman» Santiago 1.12 (RV-1960).
La recompensa de una corona de vida es
una promesa divina. La corona de la vida significa vivir eternamente en un
mundo donde no habrá muerte. Dios otorgará dicha aureola a aquellos que resistieron
las pruebas y mostraron su amor a Él aun en medio de la adversidad. Años más
tarde el apóstol Juan escribiendo el libro de Apocalipsis, señaló que la corona
de la vida es para quienes salvaguardan su fidelidad a Jesús aun en medio del
padecimiento: «No temas en nada lo que vas a padecer… Sé fiel hasta la muerte,
y yo te daré la corona de la vida» Apocalipsis
2.10 (RV-1960).
La vida le pondrá en serios aprietos y pondrá
también a prueba su fe. Si usted se enfoca en el sufrimiento pasajero de que suele
causar las circunstancias difíciles de la vida, probablemente perderá de vista
lo eterno. Pero recuerde que la corona de la vida no es para los pusilánimes que
se rinden y dan media vuelta atrás abandonando el reino; sino para quienes
resisten la prueba y permanecen fieles al Señor hasta la muerte.
Recordar
las recompensas futuras del Señor, es
un gran recordatorio para vivir a la luz de la eternidad durante la travesía de este mundo terrenal.
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