El
Dr. H. A. Ironside, maestro de la Biblia (1876-1951) acostumbraba contar acerca
de una experiencia que tuvo una vez en un restaurante. Pidió su comida y justo
cuando se disponía a comer, un hombre se acercó a su mesa y le dijo: «― ¿Le
importa a usted que me siente a su mesa?»
El prominente maestro le dijo que estaba bien,
así que el hombre se sentó. Como era su costumbre, el Dr. Ironside inclinó su
cabeza y pronunció en silencio una palabra de gracias al Señor antes de comer.
Cuando levantó la cabeza, el hombre le dijo: «― ¿Tiene usted dolor de cabeza?»
―«No,
no lo tengo» ― le contestó Ironside.
El
hombre le volvió a preguntar: ―«En ese caso, ¿hay algún problema con su comida?»
Ironside
le dijo: ―«No, ¿por qué?» ―«Bueno» ―dijo el hombre―, «le he visto ahí sentado
con la cabeza inclinada y pensé que a lo mejor estaba usted enfermo o que algo
no estaba bien con su comida».
Ironside
contestó: ―«No, sencillamente estaba dándole las gracias a Dios como lo hago
siempre antes de comer».
El
hombre dijo: ―«Oh, usted es uno de esos, ¿vedad? Yo no doy gracias nunca. Me
gano mi dinero con el sudor de mi frente y no tengo que dar las gracias a nadie
cuando voy a comer». Así que empezó a comer en seguida.
El
Dr. Ironside dijo: ―«usted es como mi perro. ¡Eso es lo que él hace también!»
¿Con
que tipo de actitud se identifica usted?
¿Con la del maestro Ironside o la del hombre desagradecido? ¿Es usted una persona agradecida por las
bendiciones de Dios? Con frecuencia
olvidamos las muchas bendiciones esparcidas sobre nuestras vidas y terminamos
teniendo un corazón pedigüeño e ingrato; y lo que Dios espera es que poseamos
un corazón agradecido. Willie Nelson dijo:
«Cuando empecé a contar mis bendiciones, mi vida cambió». Quizás necesite cambiar un poco su actitud desapegada
y comenzar a ser una persona más agradecida. Bueno haga una lista de las bendiciones
del Señor extendidas en su vida. Si le resulta difícil, lea el Salmos 103 y encontrará
una lista de bendiciones por las cuales vivirá agradecido con Dios durante toda
su vida.
Bendice, alma
mía, a Jehová,
Y TODO bendiga
mi Ser su santo nombre.
Bendice, alma
mía, a Jehová,
Y no olvides
ninguno de Sus Beneficios.
Él es Quien
perdona Todas tus iniquidades,
El que sana
Todas tus Dolencias;
El que RESCATA
del hoyo tu vida,
El que te corona
de favores y misericordias;
El que SACIA de
bien tu boca
De Modo Que Te
rejuvenezcas Como el águila.
Jehová es el Que
hace justicia
Y derecho a
todos Los Que padecen Violencia.
Salmos
103: 1-6
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