jueves, 29 de enero de 2015

LA PASIVIDAD PATERNAL

En la Biblia uno de los personajes que mostró tal equivocada actitud en su hogar fue Jacob. En la historia antigua de este patriarca hebreo tenemos la clásica ilustración del hombre demasiado ocupado en sus propios asuntos, excesivamente absorbido en lo suyo y despreocupado para con lo que ocurría dentro de su familia, tan indiferente como para ocuparse de lo que estaba ocurriendo en la vida de sus hijos y tratar de ayudarlos.
Observe la manera pasiva de reaccionar frente a las serie de comportamientos inapropiados que tenían sus hijos:

No reaccionó debidamente cuando ante la violación de su hija Dina

Al parecer estaba más interesado en las relaciones públicas que en la deshonra que había sido víctima su hija. Los que tomaron violenta represalia contra el deshonor que había sufrido la familia fueron sus propios hijos. Jacob como padre, supuestamente no hizo nada. Al contrario, se molestó por reacción de venganza que tuvieron sus hijos. 
Cuando Jacob supo lo que sus hijos habían hecho para tomar venganza, se puso furioso. Aparentemente, no por lo que le habían hecho a su hija, ni siquiera por la magnitud de su brutal revancha, eran sus relaciones públicas con el resto de la población que vivía en esa tierra[1]. (Véase Génesis 24.30).
No le dio mucha importancia al pecado de adulterio que cometió su hijo Rubén

En Génesis 35.21, 22 dice que Rubén se fue y se acostó con Bilha, concubina de su padre. Y lo llegó a saber Israel (es decir Jacob), pero lo asombroso de esto es que no hizo nada al respecto. Al final de sus días, Jacob sacó a relucir la grave falta de su hijo (Génesis 49.3-4).
El pasaje bíblico no solo nos da una imagen nostálgica de un padre moribundo, sino que suscita serias interrogantes.
¿Porque estás diciendo todo esto ahora después de tantos años?  ¿Dónde estabas cuando paso todo esto? ¿Por qué no te enfrentaste a esto en ese momento, como debías haberlo hecho en tu condición de padre? ¿Por qué no interviniste entonces? Si no lo hacías tú, ¿Quién iba a guiar a tus hijos?[2]
No le dio mucha importancia al sentimiento de celos que había entre sus hijos
Jacob debería haber actuado con sabiduría ante los sueños de su hijo José, tal vez esto hubiera aliviado los sentimientos enfermizos y homicidas que tenían sus demás hijo hacia José. No sabemos si Jacob se dio cuenta de los celos que sentían sus otros hijos, si lo supo tal vez no le dio la debida importancia.
Tiempo después, la falta de discernimiento y pasividad paternal de este padre hebreo, condujo a que enviara a su hijo José a la boca del lobo (mejor dicho, a la boca de los lobos)(véase Génesis 31.17-25).  

EL PELIGRO DE LA PASIVIDAD PATERNAL
La pasividad posterga la disciplina.
Reaccionar tardíamente ante las reprochables acciones de nuestro hijos, nos conduce a aplicar una disciplina brutal y no racional a nuestros hijos.   «…Cuando eso sucede, los hijos no son disciplinados sino tratados como animales».[3] Nuestra responsabilidad como padres es enfrentar con determinación las acciones y las actitudes equivocadas de nuestros hijos en el momento apropiado. No nos detengamos en recompensarlos cuando hacen las cosas cabalmente, ni tampoco nos contengamos ante sus conductas insensatas y funestas. No esperemos que se cumplan en nuestra vida aquellas tristes y ciertas palabras que dicen: Siembra vientos y cosecharás tormentas.
 La pasividad paternal facilita que nuestros hijos se sumerjan en los hoyos destructibles de las adicciones
Steven Covey, en su libro Los Siete Hábitos De Las Familias Altamente Eficientes, cuenta la historia de un niño de siete años que manifestaba intranquilidad. Su padre, pensando que el niño sufría de pesadillas, insistió en que le contara lo que le preocupaba. Después de persuadirlo mucho, el niño comenzó a contarle varias escenas horribles de pornografía. Conteniendo su estupor, el padre se dedicó a investigar en qué lugar había estado expuesto su hijo a tal suciedad. El dedo final señaló a un niño de nueve años de edad que vivía en el vecindario, que había convertido su sala de computación del sótano de su casa en una tienda de pornografía, y ninguno de sus padres estaba enterado de esto.[4]
¿Dónde estaban los padres de este infante, mientras su hijo se sumergía en ese pantano morboso y dañino como es el mundo de la pornografía?
¿Dónde están los padres mientras sus hijos caen prisioneros de las drogas? ¿Dónde están los padres cuando algunos de sus hijos concluyen en embarazos prematuros?
No cree usted que vale la pena como padre estar al tanto de la situación de nuestros hijos y actuar inmediatamente al menor acto de indecencia, de recelo, de violencia. Piénselo y haga algo a favor de sus hijos.








[1] Charles Swindoll. José, un hombre de integridad y perdón. Pg.18
[2] Ibíd., pg. 20
[3] Ibíd., pg.27
[4] Ibíd., pg. 28-29 

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