La canción A mi Manera (My Way), es una
de las canciones que más traducciones ha tenido a distintos idiomas y una de las que cuenta con más
interpretaciones. El autor original de la letra de la canción en inglés es Paul Anka, y Frank Sinatra la llevó a la fama mundial. Mientras
lees sus estrofas intenta captar la filosofía de vida que pregona.
Estoy
mirando atrás y puedo ver mi vida entera
Y
sé que estoy en paz pues la viví a mi manera...
Crecí
sin derrochar logré abrazar, el mundo todo
Y
más, mil sueños más, viví a mi modo...
Dolor
lo conocí y recibí compensaciones
Seguí
sin vacilar logré vencer las decepciones...
Mi
plan jamás falló y me mostró mil y un recodos
Y
más, sí mucho más, viví a mi modo...
Ese
fui yo que arremetí, hasta el azar quise perseguir...
Si
me oculté, si me arriesgué, lo que perdí no lo lloré...
Porque
viví siempre viví, a mi manera...
Amé,
también sufrí y compartí.
Caminos
largos perdí y rescaté,
Más
no guardé, tiempos amargos...
Jamás
me arrepentí si amando di todos mis sueños
Lloré
y si reí, fue a mi manera...
Que
pueden decir, o criticar
Si
yo aprendí a renunciar
Si
hay que morir y hay que pasar
Nada
dejé sin entregar
Porque
viví siempre viví a mi manera.
Escondida en los versos de esta antigua
canción, se encuentra una filosofía de vida contrapuesta a la perspectiva bíblica.
Pues no se trata de vivir a nuestra manera. Nadie puede realmente vivir en paz
viviendo la vida a su manera, como dice la canción. Si hay una palabra que resume
la vida de los que viven la vida a su manera, esa es la autosuficiencia.
La autosuficiencia pretende hacernos creer
que no necesitamos la ayuda de nadie para vivir la vida. Nos creemos que somos
los suficientemente hábiles para manejar situaciones. Creemos
desequilibradamente en nosotros mismos al punto que optamos por vivir una vida
demasiada independiente. Asumimos que no necesitamos consejo de nadie, que no
necesitamos pedir perdón, que no necesitamos escuchar a nadie. Los
autosuficientes creen que pueden arreglárselas por si mismos sin la necesidad
de depender de nadie y menos de Dios.
El problema con la autosuficiencia es que
nos conduce a vivir una vida extraviada. El profeta Isaías lo dijo de esta manera:
«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino…» Isaías
53.6 RV60
Una vida independiente de Dios nos
conduce al descarrío total. Terminamos extraviándonos, y viviendo sin
propósito. Cuando vivimos a nuestra manera, terminamos olvidando el verdadero
camino: el camino de Dios. Y ese es
el gran problema de la humanidad, intentar vivir independientes de Dios. Autosuficiencia,
Autoindependencia, Autosatisfacción, Autojustificación, Autosalvación; todas estas
palabras describen la vida de alguien que rechaza a Dios para vivir la vida a
su manera.
La
tragedia de vivir la vida nuestra manera
es que nos induce a vivir una vida de impiedad. «. . . Impiedad. La palabra se
define sola. Una vida sin Dios. Peor que desdeñar a Dios, es descartarlo. Un
desdén al menos reconoce su presencia. La impiedad no. Mientras que el desdén
hace que las personas actúen con irreverencia, el descartar les hace actuar
como si Dios fuera irrelevante, como si no fuera un factor en el camino».[1]
No fuimos creados para vivir a nuestra
manera. La autosuficiencia no es el camino para la realización personal. Confiar
en nosotros mismos y seguir nuestros propios criterios es una equivocación existencial.
Si intentamos ser los arquitectos de nuestro destino, estaremos descartando a
Dios de nuestra vida, y eso nos conducirá a una tragedia de grandes proporciones.
La sugerencia popular le dirá «hazlo a tu manera… Confía en tu capacidad…, Puedes
elegir tu propio sendero »; pero el consejo de Dios es distinto. Su Palabra nos
sugiere dejar de confiar en nosotros para confiar en Él: «Confía en el Señor de
todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y
él allanará tus sendas ». Proverbios
3:5-6 | NVI |
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