Pero
Dios prefirió usar a los débiles de este mundo para avergonzar a los sabios, y
prefirió usar a los débiles de este mundo para avergonzar a los poderosos.
Dios
prefirió lo que el mundo cree que no es importante, lo que desprecia y lo que
no significa nada. Prefirió todo eso para destruir lo que el mundo cree es
importante. 1 Corintios 27,28. (PDT)
Ana es una chica que vive con su madre y
sus dos hermanos. La rutina de sus días consiste en acompañar a su madre al
trabajo, luego tomar el camino con rumbo
a la escuela; y finalmente volver a
casa. Como muchas personas, Ana, sonríe todo el día como si no pasara nada. Sonríe
para fingir que todo está bien.
La pesadilla para Ana comienza al llegar
la noche. Es allí cuando Ana se encuentra con su verdadero yo. En la oscuridad
de su habitación mientras las luces se apagan y la sonrisa se desvanece, el llanto
de la insignificancia se manifiesta abruptamente. Como frágil cristal que se
rompe, Ana se quiebra recordando cada palabra fútil que han lanzado sobre ella durante las horas del día: «No sirves para
nada». «Inútil». «Tonta». « Estúpida». «Bruta»…
Intentando aliviar el dolor que le causa
la insignificancia, Ana ha intentado todo
tipo de tortura y no para de hacerse daño. Sus estrategias de autotortura van desde
provocarse vómitos hasta cortarse las piernas y los brazos. «Es tanto el dolor acumulado por sentirme insignificante que por algún
lugar tiene que salir» ‒ dice Ana, mientras zanja una de sus extremidades.
Ana, al igual que miles de personas está
cansada de los insultos y de la insignificancia con la que es tratada. El mundo
está lleno de gente como Ana que sonríe solo para intentar hacer creer que todo está bien. El
dolor de su insignificancia es tan grande que piensan que nadie puede ayudarles
porque nadie se imagina el dolor que
llevan.
¿Pueden personas como Ana encontrar una salida
a una existencia succionada por una sociedad cruel que valora lo fuerte y desprecia
lo débil? ¿Hay esperanza para aquellos
que se sienten marginados e insignificantes en medio de un mundo que aprecia el
glamour y subestima la sencillez?
Seguro que sí. El dolor de los insignificantes
puede haber pasado por alto por tantas personas, pero menos por Dios. A lo
largo de la historia Él ha tomado la vida de los despreciados de este mundo y
los ha usado para cosas extraordinarias. Dios es especialista tomando lo
ordinario para hacer algo extraordinario:
· Tomó el polvo
para crear al hombre
· Usó a un joven
esclavo como José, para colocarlo luego en el palacio.
· Usó a Rahab, una
prostituta para ayudar a Israel en la conquista (además se convirtió en
pariente ancestral del Mesías).
· Usó a aun pastor
de ovejas como David para ponerlo como rey.
· Usó a una
muchacha campesina para ser la madre de Jesús y a un sencillo carpintero para ser
su padre.
· Usó un establo y
no el mejor hospital de Jerusalén para
que Jesús naciera
· Usó una pequeña aldea
como Belén para ser el lugar de nacimiento del Rey de reyes.
La Biblia es la historia de Dios tomando
a personas comunes y corrientes como usted y como yo, para darle el valor y la significancia
que el mundo no ha logrado darnos.
La próxima vez que te sientas
insignificante, recuerda que la insignificancia es la materia prima que Dios
usa para hacer cosas extraordinarias. Recuerda que… «…Dios prefirió usar a los
débiles de este mundo para avergonzar a los sabios, y prefirió usar a los
débiles de este mundo para avergonzar a
los poderosos. Dios prefirió lo que el mundo cree que no es importante, lo que
desprecia y lo que no significa nada. Prefirió todo eso para destruir lo que el
mundo cree es importante». 1 Corintios 27,28. (PDT).
Poderoso mensaje que Dios nos da a través de este blog estimado Pastor Quito,muchas gracias y Dios los siga usando y guiando...
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras. Me anima a seguir escribiendo. Un abrazo y muchas bendiciones para usted.
EliminarGracias por este poderoso mensaje Pastor!
ResponderEliminarKarencita, muchas gracias por tus palabras. Me dan oxígeno al alma y motivación seguir escribiendo 💪😊📖
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