martes, 30 de octubre de 2018

COMO TRIUNFAR SOBRE LA TENTACIÓN (Parte1)



1Juan 3.8b dice: «…Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo».  La evidencia de esta verdad la encontramos en el episodio donde Jesús fue tentado por Satanás en el desierto.   Al vencer la tentación en del desierto, Jesús demostró tener poder sobre Satanás y sus siniestras maquinaciones. Nosotros podemos triunfar también sobre la tentación. Con la ayuda de Dios y con nuestra firme disposición lo podemos lograr. ¿Cómo? Considere los siguientes principios prácticos en su diario vivir.  
Haga un compromiso de cuidar su integridad
Hace miles de años atrás un hombre de Dios llamado Job, tomó la decisión de defender su integridad durante si vida. Su compromiso se resume en las siguientes palabras: «…defenderé mi integridad hasta la muerte…mientras viva, mi conciencia estará tranquila». Job 27.5-6 (NTV).  Job entendió (y debemos entenderlo nosotros también) que «caminar en integridad es la única manera de vivir». Años más tarde otro hombre de Dios dijo: «En toda mi vida, muerdo al diablo y cuando haya perdido mis dientes, voy a morderlo con mis encías hasta que muera».”[1] Satanás usará las más seductoras carnadas para hacernos ceder ante la tentación y arruinar nuestra integridad y a la vez mancillar nuestra reputación, lo hará incansablemente. Por lo tanto, no debemos asumir esta batalla con una actitud despreocupada, al contrario; debemos asumirla con determinación. Vamos hacer el compromiso de luchar con osadía por nuestra integridad hasta exhalar el último suspiro de nuestras vidas.
Use el arma de  la oración
     La manera de enfrentar la tentación es manteniéndose alerta a la posibilidad de ser tentado. Debido a que somos tentados en los puntos más vulnerables de nuestro ser, no debemos resistir la tentación por nuestras  propias fuerzas, sino con las armas espirituales.    
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. 2 Corintios 10. 3,4.
Un arma estratégica para resistir y no caer en la tentación es la oración.  Mientras que la tentación persigue colocarnos en oposición a la voluntad divina, «las disciplinas espirituales de velar y orar facultan el corazón espiritual para dirigir todos los aspectos de la naturaleza humana de la persona, para que la totalidad de esta sea obediente a la voluntad de Dios».[2] Jesús sabía ello y lo puso en práctica durante sus años terrenales, y exhortó a sus discípulos a ponerlo en práctica. Él les dijo: «Velad y orad, para que no entréis en tentación¸ el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil». Mateo 26.41. Sin embargo, los discípulos optaron por dormitar, sustituyendo así la necesidad  del alma por la comodidad de su cuerpo. Los resultados posteriores son conocidos: fallaron al Señor.  Lo mismo sucederá con nosotros si damos preferencia al placer o la comodidad de nuestra carne y descuidamos de suministrar oxígeno al alma por medio de la oración.
Pablo, el insigne apóstol del cristianismo, arengó a los creyentes de Éfeso a considerar la oración como parte de la armadura de Dios, y les dijo: 
…tomad la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo...orando en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia… Efesios 6. 13,18.
Si deseamos evitar caer en el pecado, nuestras pasiones humanas deben ser subyugadas a la voluntad divina por medio de la oración. Razón tuvo John Owen al decir: «Si no permanecemos en la oración, vamos a permanecer en la tentación».  

Use la palabra de Dios
Combata las insinuaciones seductoras de la tentación usando la palabra de Dios. Jesús hizo uso de las Escrituras para resistir la tentación en el desierto. En tres ocasiones reiteradas y con autoridad declaró: « ¡Escrito está! ... ¡Escrito está! ... ¡Escrito está! ... » Mateo 4.4, 7, 10. Jesús triunfó sobre las insinuaciones tentadoras de Satanás con su uso inmediato y obediente de la Palabra de Dios.  
Muchos años antes el salmista David escribió:
¿Con que limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. . . En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmos 119.9, 11.
Cuando el  distinguido maestro cristiano Howard Hendricks entrego su vida a Cristo, a los pocos días alguien escribió en el margen de su Biblia las siguientes palabras: «Este libro te mantendrá alejado del pecado, o el pecado  te mantendrá alejado de este libro». Nada más cierto no solo para el fenecido maestro, sino también para todos nosotros. «Las Biblias polvorientas siempre están conectadas con vidas sucias. . . o bien usted está en la Palabra y la palabra le conforma según la imagen de Jesucristo, o usted está en el mundo, y el mundo le presiona dentro de su molde mundano»[3]



[1] Bud Robinson, citado por John MacArthur en, “La batalla del creyente”. Gracia a Vosotros, despertando la verdad de Dios un versículo a la vez. http://www.gracia.org/productos.aspx?product=1953 (Último acceso el 01 de setiembre del 2018).
[2] Michael J. Wilkins, Comentario bíblico con aplicación NVI: Mateo (Nashville, Tennessee: Editorial Vida, 2016), 654.
[3] Howard Hendricks, W. Hendricks, Interpretación Bíblica (Weston, Florida, EE.UU.: Editorial Patmos, 2011), 7.

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