martes, 2 de octubre de 2018

COMO SER UN CREYENTE FRUCTÍFERO: DEJE QUE DIOS PODE SU VIDA



Yo soy la vid verdadera y mi Padres es el labrador.
Toda rama que en mí no da fruto, la poda para que dé más fruto.
Juan 15:1-2 (NVI)

En los devocionales  anteriores vimos que para llegar a ser un creyente fructífero debemos echar raíces y eliminar toda yerba mala de nuestras vidas. En el devocional de hoy veremos que para llegar a ser un cristiano fructífero, debemos dejar que  Dios pode  nuestra  vida.
 En Juan 15:1-2 Jesús dice:
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que  lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. RV60.

Podar comprende cortar las ramas muertas y también las ramas vivas de la vid para estimular el crecimiento. Cuando los jardineros o podadores profesionales hacen su trabajo, lo hacen sin compasión. Toman sus tijeras  y podan  sin misericordia. Si usted observa a un podador trabajar, le dolerá ver lo que hace. Cortan las rosas hermosas.  Cuando terminan de trabajar  usted verá  solo pequeños tronquitos. Podar no es cortar con gentileza solo los pedacitos muertos. No es así. Lo que está vivo y hermoso también debe cortarse: ramas, hojas y flores. Sin embargo,  con el tiempo esas rosas retoñarán más hermosa que nunca
Ahora bien, aquí está el punto. La mayoría de nosotros creemos  que cuando Dios nos poda, corta el pecado, es decir las ramas muertas de nuestra vida. Él lo hace, pero además corta algunas cosas que están vivas y tienen éxito. El cortará un negocio que va muy bien, una relación satisfactoria, buena salud. Algunas de estas cosas pueden ser eliminadas para traer mayor fructificación espiritual. Con frecuencia, Dios también  corta las cosas buenas para hacerlo espiritualmente más saludable. No es siempre agradable, pero podar es esencial para el crecimiento espiritual. No es una opción. Recuerde, Dios se glorifica cuando producimos «mucho fruto» (véase Juan 15:8), y esto requiere podar. Debemos recordar que las podadoras están en las manos de nuestro amoroso Dios. Él sabe lo que está haciendo y quiere lo mejor para nosotros.
Si usted es un cristiano, va a ser podado. Cuente con eso. Tal vez ahora mismo esté en medio de esta experiencia, y quizás no todo sean ramas muertas. Dios corta las ramas que creemos que son productivas para que podamos producir más fruto. Esto puede ser confuso. Creemos que somos  fructíferos y nos sorprendemos y hasta nos frustramos por la forma en que Dios nos poda. «Dios, ¿por qué me estás haciendo esto? Te entregué mi negocio, y está fracasando. Te entregué mi salud, y la semana que viene voy para el hospital para internarme. Diezmé fielmente, y sin embargo, voy camino a la bancarrota».  
Recuerde que cuando Dios nos poda, no solo corta el pecado, es decir las ramas muertas de nuestra vida; sino que además, corta algunas cosas que están vivas y tienen éxito. 


¿Cómo Dios nos poda?
 Usa los problemas, las presiones y las personas.
¡Y sí que usa las personas! La gente lo criticará y desafiará. Lo cuestionarán y dudarán de usted. Retarán sus motivos. Dios los está usando para podarlo. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo lo que estuve diciendo a través de todo este libro: Dios puede usar cada situación de su vida para ayudarlo a desarrollarse si usted tiene la actitud correcta. Él lo puede usar todo: los problemas que se busca, un gran desengaño, un revés financiero, una enfermedad repentina, un matrimonio que se deshace, un hijo rebelde, la muerte de un ser querido. Él puede y usa todo esto como parte del proceso de podarlo y hacerlo aún más fructífero.
La disciplina también es un elemento de poda que Dios utiliza para tratar con nuestras vidas.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Hebreos 12.11

 Igual que la disciplina, ser podado es desagradable.  Podar nunca es divertido, y tampoco es bonito, pero es para su beneficio futuro. El propósito de podar es positivo. Dios no está enojado con usted.  Si no dejamos que Dios pode nuestras vidas  no habrá resultados. Si nos resistimos, nos rebelamos, nos quejamos o nos resentimos, nuestro carácter no se desarrollará de la manera que Dios quería y no llegaríamos  a ser creyentes fructíferos.
CONCLUSIÓN:
En 1968, un científico descubrió, en una cueva de los indios, un collar de semillas que tenía seiscientos años. Sembró una de las semillas, y esta brotó y se desarrolló. Aunque dormida durante seiscientos años, el potencial de vida todavía estaba allí.

Quizá usted fue un cristiano durante años, y estuvo espiritualmente dormido la mayor parte del tiempo. Pero ahora le gustaría ser productivo. Desea ser fructífero. Le tengo buenas noticias. ¡No es demasiado tarde! ¡Puede comenzar ahora mismo! Baje su cabeza para orar y dígale a Dios que quiere cooperar con su plan de desarrollo para usted. ¡Él le dará el poder para ser un creyente fructífero!


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