Quien quiera que haya dicho que «una vida
resistiendo tentaciones es una vida desperdiciada», posiblemente no tuvo mucho
tiempo para reflexionar en las verdaderas secuelas que traen el hecho de ceder
a los caprichos sensuales de nuestra naturaleza humana. Vivir la vida bajo la
insidiosa filosofía que dice que «no tienes que tocar la puerta, simplemente entrar»;
generalmente conduce a la angustiosa decepción más que a la anhelada plenitud. A.W. Tozer, acertó la tendencia que posee la
gente con respecto a los impulsos de sus deseos cuando dijo: «Los hombres piensan
del mundo no como un campo de batalla, sino como un campo de juegos. [Las personas creen que] no estamos aquí para pelear, sino para retozar. . .
por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es librarnos de nuestras inhibiciones
y frustraciones y vivir esta vida a plenitud». El mundo equivocadamente supone que
el disfrute de la vida se halla en el dulce néctar de la satisfacción de los deseos
carnales; sin embargo, la Biblia enseña que la tentación sigue un proceso de
engaño y desilusión.
… cada uno es
tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando
el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido
consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen. Santiago 1.14-16 NVI.
¿Se dio cuenta
que la tentación es un proceso finalmente decepcionante? Conozcamos como se da este proceso. Rick Warren,
en su distinguida obra Una vida con
Propósito, señala que la tentación
sigue un proceso de cuatro pasos, los mismos que Satanás usó tanto con Adán y
Eva como también con Jesús.[1] Siguiendo la propuesta de
Warren, se explica el proceso de la tentación en cuatro fases
Fase
1: Satanás identificará un deseo del corazón.
Puede
ser un deseo pecaminoso, como el de venganza o de manipular a otros, o puede
ser uno legítimo y normal, como el deseo de ser amado y valorado o de sentir
placer. La tentación empieza cuando Satanás te sugiere (con un pensamiento) que
cedas a un deseo malo o que se cumpla un deseo legítimo de manera equivocada o
en el momento errado. La tentación siempre empieza en nuestro interior. Marcos 7.21-23; Santiago 1.14-16.
Fase
2: Satanás intentará sembrar la duda. Tratará de
conseguir que dudes de lo que Dios ha dicho sorbe el pecado. ¿Es realmente malo? ¿Es verdad que Dios dijo
que no lo hagas? ¿No será que Dios dio esta prohibición para otra persona o
para otra época? ¿Acaso Dios no quiere que yo sea feliz? La Biblia advierte:
“Mirad, hermanos que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de
incredulidad para apartarse del Dios vivo”. Hebreos 3.12.
Fase
3: Usará el engaño. La Biblia llama
a Satanás “el Padre de mentiras”. Cualquier cosa que te diga será falsa o
simplemente una verdad a medias. Satanás ofrece su mentira para reemplazar lo
que Dios ya ha dicho en su Palabra. Satanás dice: “No morirás. Serás tan sabio,
como Dios. Puedes salirte con la tuya. Nadie lo sabrá. Resolverás tus
problemas. Además, todos lo hacen. Sólo es un pecado pequeño”. Pero un pecado
pequeño es como estar “un poco embarazada”: finalmente quedará en evidencia.
Fase
4: Insinuará hacia la desobediencia.
Al final te comportarás de acuerdo con lo que estuviste maquinando en tu mente.
Lo que comenzó como una idea al fin sale a luz en la conducta. Cedes ante lo
que capte tu atención. Crees las mentiras de Satanás y caes en la trampa de la
que te advierte Santiago: «… cada uno es tentado cuando sus propios malos
deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el
pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte».
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