lunes, 8 de octubre de 2018

PEQUEÑA PERO PELIGROSA UNA LENGUA DESCONTROLADA MANIFIESTA UNA DOBLE MORAL



... nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal.
A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen. Y así, la bendición y la maldición salen de la misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien! ¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga? ¿Acaso una higuera puede dar aceitunas o una vid, higos? No, como tampoco puede uno sacar agua dulce de un manantial salado.
Santiago 3.8-12

Algo muy particular en la religiosidad de los judíos eran las célebres Semonés Esrés.  Famosas dieciocho elogias o bendiciones las cuales empezaban: «Bendito seas, oh Dios.» El judío practicante tenía que repetir dichas elogias tres veces al día. Sin embargo, las mismas bocas y lenguas que bendecían a Dios de manera frecuente y piadosa, maldecían a las personas. Para Santiago eso era absolutamente antinatural, tanto como que una misma fuente fluyera agua dulce y agua salada, o un árbol diera frutos totalmente distintos.
Hubo un tiempo en donde hasta las lenguas de los apóstoles cayeron en semejante error. Pedro le dio a Jesús: «Aunque tenga que morir contigo, ¡no Te negaré!» (Mateo 26:35), y esa misma lengua suya negaría a Jesús poco tiempo después con juramentos y maldiciones (Mateo 26:69-75).
Sabemos muy bien por propia experiencia que hay una quiebra en la naturaleza humana. Todos tenemos algo de ángeles y algo de disolutos, algo de héroes y algo de villanos, algo de santos y mucho de pecadores. Santiago está convencido de que donde se presenta esta contradicción más evidentemente es en nuestras palabras. Esa doble moral manifiesta en nuestras palabra puede llevarnos a tratar con cortesía a los extraños, y hasta predicar del amor y la amabilidad, y lacerar con nuestras palabras a nuestra misma familia. No es una novedad  el usar una lengua muy piadosa el domingo y otra soez y blasfema el lunes. Lenguas angelicales en la iglesia, lenguaje del infierno en el hogar.
Cuando nuestra boca bendice a Dios con palabras religiosas en la iglesia, y luego esa misma boca insulta, critica, murmura, subestima a las personas; (como dijera Santiago) «¡eso no está bien! ¿Acaso puede brotar de un mismo manantial agua dulce y agua amarga?».
¿Cómo le va a usted con respecto al control de sus palabras? ¿Qué tipo de moral manifiesta sus palabras? Una doble moral no es propio de los verdaderos hijos de Dios. Es muy probable que la razón por la cual sus palabras lastiman, participan en conversaciones insanas o maldicen; sea porque su corazón necesita ser tratado por el poder del Espíritu Santo. Dígale a Dios  que le ayude a tener un corazón amable. «El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.» Lucas 6:45 (NVI).


No hay comentarios:

Publicar un comentario