En el anterior devocional
vimos que para llegar a ser creyentes fructíferos, debíamos echar raíces. Hoy veremos
que la segunda cosa que necesitamos hacer para
ser productivo es eliminar la yerba mala de nuestras vidas.
Jesús ilustra esto en
la parábola del sembrador. Él menciona cuatro tipos de terreno. Cada uno
representa una manera en la que podemos responder a la Palabra de Dios. En
Lucas 8:11-14 leemos: «La semilla es la palabra de Dios... La parte que cayó entre
espinos [yerba mala] son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los
ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no
maduran.» Si quiere producir fruto, tiene que cultivar buenas raíces y luego
eliminar la yerba mala.
¿Cuáles son las
yerbas malas en su vida? Hay muchos tipos de yerba mala que pueden crecer en su
vida y ahogar su vitalidad espiritual. Las yerbas malas son las preocupaciones
e intereses que agotan su tiempo, energía y dinero y le impiden producir fruto
espiritual.
Algunos creyentes alegan:
«No tengo tiempo de servir al Señor. No tengo tiempo para involucrarme.» Si eso
sucede en su vida, entonces ¡usted está muy ocupado! Es necesario que saque un
poco de yerba mala. Muchas cosas en la vida no son malas en sí, pero tampoco
son necesarias. Tal vez necesite acortar un poco su agenda de aquellas
actividades que no le dan oportunidad de crecer espiritualmente. Todo movimiento
nos es señal de progreso. Tiene que eliminar la yerba mala.
Tres variedades de
yerba mala
Jesús menciona tres
variedades de yerba mala. Primero, están las yerbas malas de la preocupación, estas son las inquietudes
y las preocupaciones diarias que demandan su atención. Luego están las yerbas
malas de las riquezas. ¿El trabajo demanda
tanto de su vida que no tiene tiempo para el Señor? Entonces es una yerba mala.
La tercera clase de yerba mala es el
placer. Sí, incluso las actividades placenteras pueden convertirse en yerba
mala. El perseguir la «buena vida» puede ahogar el crecimiento espiritual.
¿Conoce personas que
dan el primer lugar a la recreación? Es bueno pasar un buen tiempo, pero debe
cuidar las prioridades. Cuando la playa, el deporte y otras actividades se convierten en algo más importante que la
Biblia, sus prioridades están fuera de balance.
Ahora considere esto:
¿Cuánto esfuerzo tiene que hacer para cultivar la yerba mala? ¿Qué se debe
hacer para cultivarlas? ¡Nada! Crecen muy bien por su propia cuenta. Por eso
son yerbas malas. Usted necesita cultivar sus plantas de tomate; sin embargo,
no tiene que hacer nada para cultivar el diente de león. Esta crecerá —y crece
rápido— sin su ayuda ni de nadie más.
Las yerbas malas son
señal de negligencia, y cuando descuidamos la lectura de la Biblia, la oración
y el compañerismo con otros cristianos, estas crecen y ahogan nuestra vida espiritual.
Por lo tanto, si vamos a producir fruto, tenemos que cultivar raíces, y eliminar las yerbas malas de nuestra vida.
Por lo tanto, si vamos a producir fruto, tenemos que cultivar raíces, y eliminar las yerbas malas de nuestra vida.
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