¿Qué
queremos decir cuando hablamos sobre el fruto espiritual? Sencillamente es
reflejar el carácter de Cristo en nuestras vidas. Y ¿cómo sabemos que estamos
reflejando el carácter de Cristo en nuestras vidas? Cuando expresamos en
nuestro diario vivir el fruto del Espíritu. Y ¿cuál es el fruto del Espíritu? Gálatas 5.22 -23 responde esta
pregunta: “Más el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Ser
un creyente fructífero es manifestar el carácter de Cristo por medio de las
cualidades mencionadas como el fruto del Espíritu.
Jesús
fue claramente enfático con sus discípulos cuando les habló sobre la
importantica de ser fructíferos. En Juan
15:8 Jesús dijo: «En esto es glorificado mi Padre, en que
llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.» La prueba de que
usted es un discípulo es que produce fruto. Más adelante Jesús dijo: «No me elegisteis vosotros a mí,
sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis
fruto, y vuestro fruto permanezca…» (Juan 15:16).
El
deseo de Dios es que como discípulos de Cristo, llevemos fruto. Él quiere que
seamos creyentes fructíferos.
¿Cómo logramos ser creyentes fructíferos?
En
primer lugar debe ECHAR RAÍCES
Bendito
el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como
árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y
no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de
sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Jeremías 17:7-8
Para
llegar a ser un creyente fructífero en primer lugar usted necesita echar
raíces. De la manera que un árbol da fruto a razón de estar plantado, un
cristiano es productivo cuando echa
raíces. Pero observe que el texto bíblico señala que un árbol cuyas raíces están bien
plantadas, además de ser fructífero,
mantiene sus fuerzas y el color verde de sus hojas aún en tiempos de calor y
sequía. El calor y la sequía representan épocas de crisis, tiempos difíciles…temporada
de dificultades.
Los
creyentes que no echan raíces, además de ser espiritualmente estériles e infructuosos, son
frágiles en su fe y acaban marchitados y sucumbiendo en épocas de duras dificultades y tensión. Sin embargo, el creyente que ha echado raíces, aún en medio de las crisis; mantiene
su vitalidad y sigue dando fruto. Los creyentes
que echan raíces, no solo
sobreviven en temporadas de crisis, sino que además progresan.
Se
dice que la planta de banano es casi indestructible. La puede cortar en
pequeños pedazos, y volverá a crecer. La puede quemar y volverá a crecer. Solo
hay una forma de acabar con la planta, y es desarraigándola. En la raíz está la
clave de sustento para esta planta.
¿Cómo echar raíces?
En primer lugar ponga
su confianza en el Señor.
Las
primeras palabras de Jeremías 17.7
dicen: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será como árbol plantado…”. Echamos raíces cuando depositamos nuestra
confianza en Dios. No coloque su confianza en algo terrenal, pues lo terrenal
es efímero y temporal. Su trabajo es temporal, su dinero también lo es. Su jefe
puede ser un tipo poderoso y le puede apoyar, pero de un momento a otro puede
cambiar. Ponga su confianza en alguien que no le puede fallar. Que no es
temporal. Que no cambia. Que es poderoso todo el tiempo. Ponga su confianza en
Dios. La vida con sus dificultades y sus angustias le podrán arrebatar muchas
cosas, pero no podrán arrebatarle su fe. No pueden quitarle a su Dios. Eche
raíces poniendo su confianza en Dios.
En segundo lugar valore
la palabra de Dios en su vida.
El Salmo 1.1-3
dice:
Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está
su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y
todo lo que hace, prosperará.
Un
creyente no puede echar raíces y ser fructífero sino valora la palabra de Dios
en su vida. Y con valorar me refiero a dedicar un tiempo para leerla,
estudiarla, meditar en ella y aplicarla en su vida. Una vida espiritual
descuidada y enclenque es resultado de una Biblia descuidada.
En tercer lugar
congregue
El
justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en
la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez
fructificarán; Estarán vigorosos y verdes. Salmo
92.12-14
Usted
echa raíces cuando congrega en una iglesia. No puede echar raíces y dar futo
como creyente si usted se queda en su casa y no congrega y menos si anda de una
a otra iglesia. Para echar raíces usted necesita plantarse en una iglesia. Así
crecerá, florecerá y permanecerá vigoroso en su fe. No hay nada más digno de
resaltar en un creyente como su permanencia e identidad con su iglesia. Cuando
encontramos creyentes que dicen: “Conocí al Señor en esta iglesia hace más de
treinta años, aquí crecí, me desarrollé como creyente. La iglesia ha pasado por
momentos muy dificultosos, algunos se fueron para no volver; pero yo sigo aquí
plantado en esta iglesia, porque aquí me puso el Señor. Aquí me enseñaron a
desarrollar mi fe y a desarrollar el carácter de Cristo. Aquí me alentaron,
oraron por mí y mi familia. Aquí aprendí a someterme a la autoridad de mi
pastor y a rendir cuentas de mi vida. Aquí permaneceré, hasta cuando Cristo
venga o hasta cuando experimente la muerte”.
Si
usted va a echar raíces y llevar fruto, ponga su confianza en el Señor, lea y medite en la Palabra
de Dios
y congregue en su iglesia.
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