lunes, 24 de septiembre de 2018

APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO



«Por tanto, tened cuidado cómo andáis;
No como insensatos, sino como sabios,
Aprovechando bien el tiempo,
 Porque los días son malos». Efesios 5.15, 16 (RV60).

A lo largo de una vida de 72 años, especialistas afirman que gastamos 21 años durmiendo, 14 años trabajando, 7 años en el baño (alguno ya agotaron su tiempo), 6 años comiendo, 6 años viajando, 5 esperando en filas, 4 aprendiendo, 3 en reuniones, 2 devolviendo llamadas telefónicas, 1 año buscando cosas perdidas, 22 meses en la iglesia, 8 meses abriendo correspondencia inútil, 6 meses esperando en semáforos.
¡Amigos, la vida se nos va!
El tiempo es un activo importante que las personas hemos recibido de parte de Dios y debemos saber administrarlo de una manera sabia. El reloj de nuestra vida se dirige en sentido regresivo (el calendario simplemente nos indica el año en que estamos, pero no define en qué tiempo estamos en relación a nuestra existencia), de tal modo que cada minuto que pasa es un minuto menos en nuestra vida. Por lo tanto, más que empeñarnos  en saber cuánto tiempo nos queda, debemos saber qué hacer con el tiempo que Dios nos concede.
La Biblia nos advierte a utilizar el tiempo de una manera sabia: «Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos». Efesios 5.15, 16 (RV60). «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría». Salmos 90.12 Tener conciencia de que la vida es corta nos ayuda a vivirla de una manera sabia.
  Finalmente como dijera John Maxwell:
Todo recibimos el mismo número de hora y minutos por día. Nadie, no importa lo listo que sea puede ahorrar los minutos de un día para usarlos en otro. Ningún científico, no importa lo inteligente que sea, es capaz de crear minutos  nuevos. Aun con toda su fortuna, alguien como Bill Gates no puede comprar horas adicionales para su día. Y aunque la gente hable de  buscar tiempo, eso es inútil. No hay tiempo adicional por allí esperando a ser hallado. Veinticuatro horas al día es lo máximo o que recibiremos.[1]
¿Cómo está usted usando su tiempo? ¿Lo usa para acercarse más a su destino? ¿Lo usa para construir sabias amistades? ¿Lo usa para pasarlo junto a la gente que más lo ama? ¿Lo usa para los propósitos de Dios?
Recuerde que la vida se nos va y no debemos desaprovechar cada minuto de nuestro tiempo. Cada minuto que pasa es un minuto menos en nuestras vidas y no debemos desaprovecharlo.
Veremos el poder de Dios si nos atrevemos a vivir al máximo y para  ello debemos usar sabiamente el tiempo que Él nos da. 



                      



[1] John Maxwell, El manual del liderazgo (Nashville, Tennessee, EEUU: Grupo Nelson, 2007), 114.

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