No sé qué ideas tiene sobre la confesión. Pero le diré lo que
no es: No es decirle a Dios lo que él no sabe, pues él lo sabe todo. No es
quejarse. No es lamentarse. No es culpar. Es
mucho más que ello.
El
término confesar, significa decir lo
mismo que Dios dice acerca del pecado y reconocer el punto de vista divino en relación
con el pecado.[1] Es depender
absolutamente de la gracia de Dios. Es reconocer que lo hicimos estuvo mal,
pero que la gracia y la bondad de Dios es más grande que nuestro pecado.
Implica una actitud de humildad donde reconocemos
que debido a la miseria espiritual de nuestros corazones solo dependemos de la
bondad divina para nuestra sobrevivencia. Cuando este tipo de actitud la experimentamos
entonces estamos en la capacidad de expresarnos como lo hizo el hijo pródigo cuando dijo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no
soy digno de de ser llamado tu hijo» Lucas
15. 18-19.
O al igual que el publicano que dijo:
«Dios, sé propicio a mí, pecador». Lucas 18.13
O como finalmente lo hizo el monarca
David. Luego de un año de encubrimiento y negación David confesó su pecado.
Hizo ondear la bandera blanca y dejó de discutir con el cielo y se sinceró con
Dios. Sus palabras han quedado enmarcadas en el salmos 51 donde dijo:
Ten
piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de
tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame
más y más de mí maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque
yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra
ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que
seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio. Salmos 51.1-4.
Ocultar nuestras faltas solo nos hace
vivir en medio de una farsa. Por tal razón el apóstol Juan dijo: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros» 1 Juan 1.8. Sin embargo, la admisión de nuestros pecados produce perdón y limpieza: «Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» 1 Juan 1.9. Si una persona nunca
admite que en realidad es un pecador, la salvación tampoco puede ser una realidad
en su vida. «La confesión continua del pecado es una indicación de salvación genuina.
. . y caracteriza a los cristianos genuinos. . .»[2]
¿Tiene algún pecado que confesar? Porque
no usa en este instante tres minutos de
su tiempo para hacer una confesión. Dios escuchará su confesión y luego lo perdonará.
Recuerde que el perdón y limpieza de pecados que Dios nos ofrece solo se da a expensas
de nuestra confesión.
[1] Charles
Swindoll, David: un hombre de pasión y
destino (El Paso Texas, EE.UU.: Editorial Mundo Hispano, 2010), 219.
[2]
John MacArthur, Biblia de estudio
MacArthur (Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2012), 1819.
DIOS ES BUENO TODO EL TIEMPO...
ResponderEliminarHermoso
ResponderEliminarDIOS es bueno
gracias por compartir la palabra de Dios
ResponderEliminarGloria a Dios..... misericordioso
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