miércoles, 19 de septiembre de 2018

COMO PONERTE A CUENTA CON DIOS: Confiese sus pecados a Dios



No sé qué ideas  tiene sobre la confesión. Pero le diré lo que no es: No es decirle a Dios lo que él no sabe, pues él lo sabe todo. No es quejarse. No es lamentarse. No es culpar. Es  mucho más que ello.
 El término confesar, significa decir lo mismo que Dios dice acerca del pecado y reconocer el punto de vista divino en relación con el pecado.[1]  Es depender absolutamente de la gracia de Dios. Es reconocer que lo hicimos estuvo mal, pero que la gracia y la bondad de Dios es más grande que nuestro pecado.  
Implica una actitud de humildad donde reconocemos que debido a la miseria espiritual de nuestros corazones solo dependemos de la bondad divina para nuestra sobrevivencia. Cuando este tipo de actitud la experimentamos entonces estamos en la capacidad de expresarnos como lo hizo  el hijo pródigo cuando dijo:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de de ser llamado tu hijo» Lucas 15. 18-19.
O al igual que el publicano que dijo:
«Dios, sé propicio a mí, pecador». Lucas 18.13
O como finalmente lo hizo el monarca David. Luego de un año de encubrimiento y negación David confesó su pecado. Hizo ondear la bandera blanca y dejó de discutir con el cielo y se sinceró con Dios. Sus palabras han quedado enmarcadas en el salmos 51 donde dijo:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mí maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio. Salmos 51.1-4.

Ocultar nuestras faltas solo nos hace vivir en medio de una farsa. Por tal razón el apóstol Juan dijo: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros» 1 Juan 1.8.  Sin embargo, la admisión de nuestros pecados produce perdón y limpieza: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» 1 Juan 1.9. Si una persona nunca admite que en realidad es un pecador, la salvación tampoco puede ser una realidad en su vida. «La confesión continua del pecado es una indicación de salvación genuina. . . y caracteriza a los cristianos genuinos. . .»[2]
¿Tiene algún pecado que confesar? Porque no usa en este instante  tres minutos de su tiempo para hacer una confesión. Dios escuchará su confesión y luego lo perdonará. Recuerde que el perdón y limpieza de pecados que Dios nos ofrece solo se da a expensas de nuestra confesión.





[1] Charles Swindoll, David: un hombre de pasión y destino (El Paso Texas, EE.UU.: Editorial Mundo Hispano, 2010), 219.
[2] John MacArthur, Biblia de estudio MacArthur (Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2012), 1819.

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