…he aprendido a contentarme, cualquier que
sea mi situación.
Se vivir humildemente, y se tener en abundancia;
En todo y por todo estoy enseñado,
Así para estar saciado como para tener hambre,
Así para tener abundancia como para pasar necesidad.
Filipenses 4.11-12 (RV60)
El autor de las palabras que encabezan el
devocional de hoy fue el apóstol Pablo. Las circunstancias para el insigne escritor
del Nuevo Testamento no siempre fueron cómodas. A veces estaba en la cúspide, otras
veces en la sombra de la vida. En ocasiones aplaudido y con muchas aclamaciones,
en otras apedreado. Rodeado de amistades en ciertos momentos, olvidado en una
maloliente celda en otros. Sin embargo, aprendió
a estar contento con todo tipo de situación. Para el apóstol Pablo la palabra contento significaba «estar satisfecho
con la situación sin desear cambio o
mejora». Cuando el apóstol dice he
aprendido, está haciendo énfasis que el contentamiento no es un estado
automático. No es una emoción que fluye natural y espontáneamente de nuestro
interior y de las circunstancias en las que nos encontramos. Por lo tanto; para
poder estar siempre gozosos, tenemos que aprender a estar contentos. Aunque Pablo
no pudo elegir que todos sus días fueran maravilloso, si supo elegir una
actitud correcta para sus días y su vida.
Si deseamos vivir a plenitud la vida que
Dios nos da, tenemos que aprender a manejar nuestra actitud. Especialmente saber
elegir una buena actitud cuando las circunstancias nos son adversas.
Leí una divertida anécdota del fallecido expresidente
norteamericano, Abraham Lincoln, que
muestra la relación entre nuestras decisiones y su efecto sobre quienes somos.
Un
consejero de Lincoln le recomendó a una persona para un cargo en su gabinete,
pero Lincoln rechazó la sugerencia.
—No
me gusta la cara de ese hombre—dijo.
—Pero,
señor—dijo el consejero—él no puede ser responsable por su cara.
—Todo
hombre de más de cuarenta años es responsable por su cara—fue la respuesta de
Lincoln.
Lo
que usted es y cómo piensa se puede reflejar en su rostro. Cuando se mira al espejo y ve
una expresión amarga, está viendo la expresión externa de su actitud; por lo
tanto: si usted tiene más de 12 años usted es
responsable de su cara y no su papá (jajaja). Elija una buena actitud.
Si está pasando por un mal momento, tenga presente que «malo» es el momento, no
usted y tampoco Dios.
Lea las siguientes líneas y medite en cada pensamiento,
luego pídale a Dios en oración que le ayuda a elegir una buena actitud para el
día.
No
podemos escoger cuántos años vivir, pero podemos escoger cuánta vida tendrán
esos años.
No
podemos controlar la belleza de nuestra cara, pero podemos controlar la
expresión de ella.
No
podemos controlar los momentos difíciles de la vida, pero podemos decidir
hacerla menos difícil.
No
podemos controlar la atmósfera negativa del mundo, pero podemos controlar la
atmósfera de nuestras mentes.
Muy a menudo tratamos de escoger y controlar las
cosas que no podemos.
Muy
rara vez decidimos controlar lo que podemos…nuestra actitud.
Buena actitud es lo que de requiere muy bien Pastor. ! 👏✋😁
ResponderEliminarInteresante reflexion
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario. Solo me gustaría pedirle que por favor lo comparta en las redes sociales. Así extendemos el mensaje a más personas. Recuerde que Dios está trabajando a favor de nuestro mundo. Sería un placer ser parte del mismo equipo ¿No le parece?
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