¿Recuerda la historia Moisés frente a la
zarza?
3 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Éxodo 3.3.5 (RV60).
La zarza es un arbusto espinoso, y
normalmente arbustos como estos abundaban en el desierto del Sinaí. Aquel
arbusto espinoso, no hubiera alcanzado notoriedad al no ser porque Dios ardía
en la zarza misma.
Nuestras vidas están representadas en
aquellos arbustos resecados y espinosos del desierto del Sinaí. Nuestros
fracasos y errores que hemos vivido nos han llevado a sentirnos inútiles e
insignificantes. Dios ha permitido que el ardor del desierto chamusque nuestros
rimbombantes follajes verdosos que nos daban prestigio y posición y solo hemos
quedado como arbustos resecos. ¿Porque Dios permite esto? Porque solo cuando nuestra
vida se halle reseca, al igual que aquella zarza; entonces estará en condiciones
para ser inflamada por Dios. El ilustre pastor Charles Swindoll, dijo:
Usted tiene que ser inflamable. Dios está buscando
zarzas que se quemen. En el mundo cristiano hay zarzas y arbustos que lucen
bien pero que no son combustibles en absoluto. Están hechos de asbesto (mineral
resistente a las altas temperaturas). Usted no podría encenderlos ni con un
soplete…Estos son hermosas réplicas de hermosas plantas, pero no arden, lo cual
significa que no pueden ser usados por Dios.
No seremos usados por Dios, a menos que nuestra
vida se haya vaciado de todo aquello que no permite que Dios arda en nosotros. Mientras
forcemos el brillo de nuestra propia luz,
jamás resplandecerá la luz de Dios en nuestra vida; pues una auténtica vida cristiana y un llamado al ministerio, no pueden
girar alrededor de nosotros y del Señor al mismo tiempo. Quizás por esa razón
Pablo consideró: «todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús» (Filipenses 3:8).
¿Quiere usted ser usado por Dios? Despójese de las cosas carnales, quite de su vida todo aquello que impide el fuego divino. Recuerde que aquel arbusto espinoso del Sinaí, no
hubiera alcanzado notoriedad al no ser porque Dios ardía en la zarza misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario