jueves, 6 de septiembre de 2018

ZARZAS ENCENDIDAS



¿Recuerda la historia Moisés frente a la zarza?
3 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Éxodo 3.3.5 (RV60).
La zarza es un arbusto espinoso, y normalmente arbustos como estos abundaban en el desierto del Sinaí. Aquel arbusto espinoso, no hubiera alcanzado notoriedad al no ser porque Dios ardía en la zarza misma.
Nuestras vidas están representadas en aquellos arbustos resecados y espinosos del desierto del Sinaí. Nuestros fracasos y errores que hemos vivido nos han llevado a sentirnos inútiles e insignificantes. Dios ha permitido que el ardor del desierto chamusque nuestros rimbombantes follajes verdosos que nos daban prestigio y posición y solo hemos quedado como arbustos resecos. ¿Porque Dios permite esto? Porque solo cuando nuestra vida se halle reseca, al igual que aquella zarza; entonces estará en condiciones para ser inflamada por Dios. El ilustre pastor Charles Swindoll, dijo:
Usted tiene que ser inflamable. Dios está buscando zarzas que se quemen. En el mundo cristiano hay zarzas y arbustos que lucen bien pero que no son combustibles en absoluto. Están hechos de asbesto (mineral resistente a las altas temperaturas). Usted no podría encenderlos ni con un soplete…Estos son hermosas réplicas de hermosas plantas, pero no arden, lo cual significa que no pueden ser usados por Dios.
No seremos usados por Dios, a menos que nuestra vida se haya vaciado de todo aquello que no permite que Dios arda en nosotros. Mientras forcemos el brillo de  nuestra propia luz, jamás resplandecerá la luz de Dios en nuestra vida; pues una auténtica  vida cristiana y un llamado al ministerio, no pueden girar alrededor de nosotros y del Señor al mismo tiempo. Quizás por esa razón Pablo consideró: «todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús» (Filipenses 3:8).
¿Quiere usteser usado por Dios? Despójese de las cosas carnales,  quite de su vida todo aquello que impidel fuego divino. Recuerde que aquel arbusto espinoso del Sinaí, no hubiera alcanzado notoriedad al no ser porque Dios ardía en la zarza misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario