No hay un lugar más oportuno para los
padres para influenciar positivamente en la vida espiritual de los hijos, como el hogar. Salomón dijo: «Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22.6).
Hay dos líderes en la historia bíblica
que tomaron caminos totalmente distintos en cuanto al liderazgo espiritual de
sus familias. Uno de ellos fue Josué, él
dijo: «…yo y mi casa serviremos a Jehová» (Josué
24.15). El otro líder quien al parecer descuidó la vida espiritual de sus
hijos, fue Elí (1 Samuel 2.22-36). Elí se dedicó instruir a sus colegas y a su
público, no a su familia. Supuso que sus hijos lo captarían, por el simple
hecho de vivir en la casa del Señor; irremisiblemente no vivió en su casa lo que enseñaba en su
trabajo. Elí estaba tan enfrascado en su profesión, que fue incapaz de ver su
propio fracaso personal.
Las historias de estos dos líderes son
muy opuestas. Josué llegó a ser un gran líder para la nación de Israel a raíz
de que fue un gran líder en su familia. En su hogar influyó notablemente antes
de brillar en su trabajo y nación. Por otro lado, Elí fracasó al descuidar su
familia. No corrigió sus hijos a tiempo y
terminó siendo un pésimo líder no solo en su nación, sino también en su
familia. John Maxwell dijo: «Puede resultar irónico, pero cuando un líder pone
primero a su familia, la comunidad se beneficia. Cuando el líder pone primero a
la comunidad, tanto la familia como la comunidad sufren».
La oportunidad de ser influyentes en la
vida espiritual de nuestros hijos está a nuestro alcance. Solo tenemos una vida
para influenciar sobre ellos. Elijamos seguir el ejemplo de Josué y hagamos nuestras
sus palabras: «…yo y
mi casa serviremos a Jehová».
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