lunes, 3 de septiembre de 2018

ES BÍBLICO OFRECER UN SALARIO O SUELDO PASTORAL



Uno de las cuestiones que de tiempo en tiempo levanta un polvorín  polémico en el ámbito cristiano (y en cierto sector secular),  tiene que ver con la ofrenda, salario o sueldo que debe percibir un pastor. ¿Es correcto que el pastor reciba un salario por su trabajo? ¿Habla la Biblia sobre tal asunto? Dios no nos ha dejado en la incertidumbre con respecto a tal cuestionamiento. Pablo trató el asunto en su primera carta dirigida a los corintios.
 Cuando Pablo quiso demostrarle a la congregación de Corinto que tenía derecho a recibir apoyo financiero por su ministerio, expuso el tema basando su postura en el sentido común y luego citando la ley mosaica y una serie de preguntas retóricas desplegó el asunto diciendo:
¿O solo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto solo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió, porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo (1 Corintios 9.6-12).
El fenecido Haddon Robinson comentando el pasaje dijo:
Pablo apela primero a la lógica de la experiencia. Después de todo, si los soldados, los labradores, los pastores y los granjeros reciben salario por su trabajo, ¿por qué no lo recibirá un apóstol o un maestro? Luego argumenta, a partir de un principio más amplio ubicado en la ley, en contra de poner bozal a los bueyes cuando estaban trillando. El que trabaja -sea bestia u hombre-, debe recibir recompensa por su obra.[1]
Aun cuando aparentemente  Pablo había decidido abstenerse del derecho de recibir una paga por su trabajo ministerial con el fin de no obstaculizar la predicación del evangelio, no admitió en ningún momento la anulación de tal derecho. Alegó que, a quienes trabajan en el área espiritual les asista con mayor razón el derecho de recibir una paga por ello.
Otro pasaje que avala la paga  por el trabajo ministerial la encontramos en 1Timoteo  5:17, 18: «Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar».
1Ti 5:18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario".


[1] Haddon Robinson, La predicación bíblica (Miami, Florida: editorial Unilit, 2000), 82, 83.

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