miércoles, 5 de septiembre de 2018

NO ESPERE EL CLIMA PERFECTO



«El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra, si contempla cada nube, nunca cosecha». Eclesiastés 11.4 (NTV)

Esperar que las circunstancias sean ideales para tomar una decisión a favor del desarrollo de nuestra vida, puede ser un desatino de nuestra parte. Quien anhele seguir adelante en cualquier proyecto digno, ha de tomar la firme decisión de avanzar aun cuando el escenario se vea muy intimidante. El sabio Salomón escribió una acertada observación: «el agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra, si contempla cada nube, nunca cosecha». Eclesiastés 11.4 El autor de Eclesiastés está indicando que si alguien pasa demasiado tiempo buscando el momento ideal para realizar su trabajo o que si se extiende mucho en este proceso perderá la oportunidad de sembrar y también de cosechar. Para un pueblo como Israel que vivía del cultivo de la tierra, esto constituía un verdadero desastre.
El punto de aplicación del texto bíblico nos sugiere que la mayor y peligrosa amenaza que puede interponerse entre nuestra  situación actual y la situación futura, es la postergación de nuestro accionar a razón de las circunstancias no apropiadas. Aunque siempre es sensato tomar un tiempo para pensar y actuar; sin embargo, esperar hasta que las condiciones sean perfectas para tomar decisiones puede resultar fatal. Martin Luther King dijo: «Si no puedes volar, corre, si no puedes correr, camina, si no puedes caminar, gatea. Sin importar lo que hagas, sigue avanzado hacia adelante». Una breve parábola africana explica este principio de la siguiente manera: Cada mañana en el África, una gacela se despierta, sabe que tiene que correr más rápido que el león, o perderá la vida. Cada mañana en el mismo África, un león se despierta, sabe que deber ser más veloz que la gacela, o morirá de hambre.
Cualquiera que fuera la circunstancia que nos encontremos, que cada nuevo amanecer que Dios nos regala nos sorprenda luchando o movilizándonos valientemente en este mundo imprevisible de condiciones  complejas. Por fe, demos un paso y luego otro hacia adelante y no esperemos que la suerte golpee nuestra puerta, para ver si comenzamos a hacer algo por los proyectos o sueños que Dios ha puesto en nuestro interior. Consideremos que «…en el reino, son pocas las veces en que todo lo necesario está dado para que podamos avanzar en algo nuevo. De hecho, de esto se trata la aventura de andar por fe».[1]




[1] Christopher Shaw.

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