Para
dar a entender la magnitud de su poder, algunos con precisión han escrito y han
dicho:
·
“La lengua no tiene huesos, pero es lo
suficientemente fuerte para romper un corazón. Por eso tenga cuidado con lo que
dice.”
·
“La lengua no pesa prácticamente nada,
pero muy pocas personas pueden realmente sostenerla”
·
“Se necesitan dos años para aprender a
hablar, y setenta para aprender a callar”
·
“Dicen que los perros tienen más amigos
que una persona porque mueva más la cola
que la lengua.”
·
“Lo
peor que le puede pasar a una persona chismosa es morderse la lengua.
¿Por qué? Porque se intoxica con su
propio veneno.”
·
Muchas veces nos comportamos de una
manera necia y precipitada debido a que la estupidez siempre se produce cuando la
lengua le gana la carrera al cerebro.
El
autor del libro Eclesiástico (libro
deuterocanónico), escribió con aguda y
locuaz precisión sobre la letal capacidad
que posee la lengua cuando de hablar se trata. El autor escribió
diciendo:
¡Maldito
sea el murmurador y el de doble lengua! Porque han destruido a muchos que
vivían en paz. Una lengua de víbora ha robado la tranquilidad a muchos,
desterrándolos de nación en nación; ha derribado fuertes ciudades, y arrasado
las casas de grandes hombres. Ha descuartizado las fuerzas del pueblo, y
destrozado naciones fuertes. Una lengua viperina ha desechado a mujeres
virtuosas, privándolas de sus labores. Quienquiera que le preste atención, no
conocerá el reposo, ni vivirá nunca ya tranquilo, ni tendrá un amigo a quien
pueda confiarse. El latigazo deja una cicatriz en el cuerpo; pero el golpe que
se da con la lengua rompe los huesos. Muchos han caído afilo de espada; pero no
tantos como los que han sido víctimas de la lengua. Bien se encuentra el que está a cubierto de ella, y
no ha pasado por su veneno; el que no ha llevado su yugo, ni ha sido uncido a
su carreta. Porque su yugo es férreo; y sus correas, broncíneas. La muerte que
causa es sobremanera cruel; mejor sería la tumba que caer en sus manos. . .
Cuídate de. . . pesar en balanza tus palabras y ponerle brida a tus labios y
atrancar la puerta de tu boca. Mantente en guardia para no resbalar con ella,
no sea que caigas ante el que yace al acecho, y tu caída sea tan irremediable
como la muerte (Eclesiástico 28:13-26).
¡Qué
manera tan precisa para describir el peligro detonante de una lengua
descontrolada! Y que peligro mayor aun,
no ejercer dominio sobre nuestra propia lengua.
La Biblia le da una importante atención a este
tema. Algunos de sus autores hablaron al respecto:
· El rey David dijo: “…atenderé a mis
caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno…” Salmos 39:1
· Salomón escribió: “Hay hombres cuyas
palabras son como golpe de espada; más la lengua de los sabios es medicina” Proverbios 12.18
· También Salomón escribió: “La blanda
respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de
los sabios adornará la sabiduría; más la boca de los necios hablará sandeces. Proverbios 15.1-2
· La lengua apacible es árbol de vida; más
la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu. Proverbios 15.4
Uno
de los pasajes icónicos con respecto al poder de la lengua, lo escribió
Santiago; el medio hermano de Jesús y principal líder de la primera iglesia
neotestamentaria. En Santiago 3.1-12 el autor enseñó acerca de cuatro razones por las cuales los creyentes debemos
controlar nuestra lengua.
I. Debemos controlar nuestra lengua porque las palabras tienen repercusión eterna.
II. Debemos controlar nuestra lengua porque las palabras manifiestan nuestro grado
de madurez.
III. Debemos controlar nuestra lengua porque las palabras fuera de control, son
altamente destructivas.
IV. Debemos controlar nuestra lengua porque las palabras fuera de control,
manifiestan una doble moral
En los siguientes devocionales hablaremos
de cada una de ellas
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